Mucha gente lo sufre sin saberlo y sin darle importancia. La barodontalgia, o dolor dental debido a la altitud, está asociada a personas aficionadas a deportes como buceo, escalada o montañismo, pero puede darse en cualquier profesional que trabaje en altura o a profundidades medias en el mar. Sin ir más lejos, los pilotos y buceadores son perfiles propensos. Incluso si tu trabajo te requiere constantes viajes en avión no estás libre de sentir molestias en los dientes.
Además cada vez son más los que se apuntan al turismo activo y aprovechan las vacaciones para hacer un bautismo de buceo o iniciarse en la escalada o montañismo. Un dolor dental inesperado puede amargarte lo que se suponía iba a ser un día divertido y, lo que es peor, puede tener consecuencias. En cualquier caso, tampoco es cuestión de caer en el alarmismo. Higiene, cuidados y control de tus dientes son la clave para que disfrutes de tu afición, trabajo o vacaciones sin problemas. Te explicamos cómo.
Como ya habrás deducido los cambios de altitud y presión están detrás de la barodontalgia que más que una afección o enfermedad, se puede considerar un síntoma que nos alerta de que algo anda mal en nuestros dientes. La presencia de encías inflamadas y grandes caries es, en la mayor parte de los casos, la razón de esos dolores. La caries produce un agujero en la pieza dental. Si es grande, el hueco llegará hasta la cámara pulpar, es decir, a la parte sensible del diente formada por miles de terminaciones nerviosas. Cuando realizas una inmersión en el mar, ese hueco se llena de aire. Seguramente no notes nada mientras estás disfrutando del fondo del mar, pero al subir a la superficie, puede que sientas dolor dental.
La razón es que el aire alojado en el agujero dejado por la caries aumenta de volumen justo en el momento en el que empiezas a ascender. Si no logra salir, el aire comenzará a presionar la cámara pulpar y, en ese momento, empezarás a notar molestias más o menos serias.
En alpinismo, montañismo y trekking a gran altura, la explicación del fenómeno es la misma. El funcionamiento de nuestro cuerpo es óptimo a nivel del mar, pero necesita una adaptación progresiva a partir de los 2.000 metros de altitud. Como curiosidad, los montañeros consideran gran altitud entre los 1.500 y 3.500 metros; muy alta entre los 3.500 y 5.500 metros; extrema por encima de los 5.500 metros y ‘zona de la muerte’ a partir de 8.000 metros.
Lógicamente en un vuelo todas estas condiciones están controladas, pero es posible que, si tienes caries sin tratar, experimentes dolores en los dientes afectados principalmente en el despegue o aterrizaje. Incluso si tienes un diente empastado ya que éste puede contener en su interior alguna burbuja de aire que se expanda y presione el nervio del diente cuando asciende y desciende el avión. Dejando de lado el dolor momentáneo, la barodontalgia puede suponer el agravamiento de la lesión dental preexistente. Por otra parte, no es ni mucho menos lo más habitual, pero puedes sufrir pérdida de conocimiento y rotura de la pieza dental en cuestión.
La principal solución pasa por tener una boca controlada y saneada. Nuestra recomendación es que nunca dejes de realizar tus revisiones dentales anuales, máxime si estás dentro de algún grupo de riesgo. Si te encuentras en alguna de las situaciones que hemos descrito, no retrases la visita porque los síntomas no mejorarán. El proceso de una caries no tiene marcha atrás a no ser que acudas a tu dentista.
Por otra parte, y para evitar riesgos innecesario, si acudes a una escuela de buceo, escalada, montaña o similar, no estará de más que informes sobre tu estado dental. Ellos valorarán si existe algún peligro y cómo minimizar los efectos. Sigue sus indicaciones al pie de la letra. Recuerda que practicar deporte es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu salud, pero hay que hacerlo con seguridad y medida.