Si tuviésemos que nombrar los tres problemas más frecuentes que vemos en niños y niñas que acuden a nuestra consulta los tendríamos claros: mordida cruzada y los hábitos de chuparse el dedo y deglución atípica. En los tres casos, la solución es fácil siempre que actuemos a tiempo. Por eso, ya sabemos que somos un poco pesaditos con esto, pero es importante que desde que sale el primer diente nos hagáis una visita. En este post, os vamos a explicar en qué consiste cada uno de estos problemas y qué consecuencias pueden tener para tus hijos si no lo tratamos.
MORDIDA CRUZADA
Problema
Existe una mordida cruzada cuando el maxilar superior es más estrecho que la mandíbula. Como el menor no tiene la mandíbula en posicion centrada no puede morder correctamente ni con la parte derecha ni con la parte izquierda de su dentadura por lo que acaba desviando la mandíbula y mordiendo al revés. Para que lo entiendas mejor, para morder bien los dientes de arriba tienen que ‘encajar’ con los de abajo. En estos casos, los dientes de abajo muerden por encima de los de arriba.
Consecuencias
Si no lo solucionamos, los dientes saldrán apiñados, torcidos y será necesaria la ortodoncia. Además, el desarrollo del menor puede ser asimétrico. Puede tener problemas en la Articulación Temporomadibular (ATM, está a ambos lados de la boca y une los maxilares superior e inferior con la mandíbula), dolores de cabeza y cervicales. Además, el diente es muy fuerte mordiendo en la dirección correcta, pero si la dirección de esas fuerzas cambia, se desgastan, rompen y salen más caries.
Solución
Es muy fácil de solucionar en estas edades porque en realidad es un problema esqueletal, es decir de hueso, más relacionado con la ortopedia que con la ortodoncia. En 2 o 3 meses está solucionado y, en muchos casos, evitamos los brakects.
DEGLUCIÓN ATÍPICA
Problemas
Cuando somos bebes no tenemos dientes por lo que ponemos la lengua entre los dos maxilares para poder tragar, es decir, delante. Cuando van saliendo los dientes, inconscientemente, la lengua se reposiciona, se coloca en el paladar y, al tragar, se apoya en este, pero hay casos en los que no ocurre y la lengua sigue apoyándose delante, justo entre los dos maxilares.
Consecuencias
Si tu hijo o hija empuja la lengua cada vez que traga, los dientes se abren y no se estimula el crecimiento del maxilar en anchura. La boca se queda hacia delante y los dientes de arriba no chocan con los de abajo por lo que se acaba generando también un problema de mordida.
Solución
Es un hábito que normalmente se soluciona con un logopeda. Hay aparatos, pero es mejor eliminar el hábito, la costumbre. Lo ideal es hacer unos ejercicios pautados por un logopeda. Cuanto más los haga, antes se corrige. De hecho, si corrige la lengua, los dientes se corrigen solos sin poner nada.
CHUPARSE EL DEDO
Problema
Es un hábito muy asociado a los niños pequeños, pero en clínica también vemos chicos y chicas casi preadolescentes que arrastran esa costumbre cuando su dentición ya es definitiva.
Consecuencias
Problemas en el paladar, los maxilares, a la hora de morder e, incluso, a la hora de hablar.
Solución
Existen aparatos para evitarlo, pero es muy duro para los menores. La mejor solución es trabajar para que el hábito no se enquiste. En cuanto veas a tu bebé con el dedo en la boca, es conveniente que lo saques y le den el chupete. Es preferible que acudas al chupete porque es más fácil de eliminar. Si, por desgracia, tu hijo o hija ya ha cogido el hábito, puedes probar con un guante de invierno atado a la muñeca (sin cortale la circulación, por supuesto) para que no se lo pueda quita. El hecho de chupar la lana suele disuadirles.