La aparición de la primera dentición es un momento delicado para el bebé, pues le genera molestias e incluso puede causar fiebre.
A continuación, se ofrecen algunos consejos para aprender a llevarlo bien en familia y que el bebé se adapte pronto a este nuevo estadio de su desarrollo.
Algunos niños empiezan a llevarse todo a la boca semanas antes de la aparición de los primeros dientes, pero esto no siempre es así.
De hecho, muchos bebés ni siquiera sufren inflamación en las encías y amanecen un buen día con el diente ya formado.
En general, no existe un tiempo exacto para la erupción de los dientes en bebés, aunque se acepta que aparecen entre los seis y los catorce meses de edad.
Una curiosidad la puede constituir el hecho de que los primeros dientes les aparecen antes a las niñas.
Lo normal es que tu bebé desarrolle los incisivos centrales inferiores a los seis meses, apareciendo los superiores dos meses después. Igualmente, los incisivos laterales aparecerán entre los diez y doce meses y antes de los dos años estará completa toda la dentición con caninos y molares.
Existe gran diversidad de síntomas que no todos los bebés padecen por igual. Seguramente puedas observar una mayor salivación, irritaciones, mucosidades, pérdida de apetito o incluso un poco de fiebre.
En principio, se recomienda un ligero masaje sobre las encías, que puedes efectuar con la yema del dedo envuelta en una gasa estéril.
También puedes introducir su mordedor en la nevera durante unos minutos para que le refresque y le calme.
Debes permitir que muerda cosas como modo de aliviarse, por lo que debes asegurarte de que son objetos seguros, que no pueden romperse o provocar atragantamientos.
Igualmente, puedes recurrir a alguna pomada con efecto anestésico recomendada por el pediatra.
Del mismo modo, existen geles que son soluciones tópicas analgésicas, antiinflamatorias y antipiréticas que ayudaran al bebé en caso de grandes irritaciones o perturbaciones graves del sueño.
Otra de las recomendaciones de salida de dientes en bebés es mantener su carita limpia y seca, pues el contacto de las babas con la piel puede generarle irritaciones y sarpullidos.
Por el mismo motivo, puedes disponer un tejido liso bajo su cabeza al dormir para absorber las babas.
Asimismo, puedes ofrecerle algún líquido o alimento frío a tu bebé o simplemente un pañuelo frío para que lo muerda y le alivie.
Por otro lado, debes saber que la lactancia materna resulta también muy conveniente ya que la succión ayuda a la correcta formación del paladar y al posicionamiento de los maxilares.
En definitiva, resulta trascendente no desesperar y recordar que es temporal y que se trata de un proceso natural que a veces se produce con más o menos incidencias.
Seguro que con el cuidado y la atención adecuadas y aplicando alguno de estos consejos consigues hacer llevadero este trascendente paso del crecimiento de tu bebé.
Si tienes dudas sobre el tema, consúltanos o llama por teléfono para solicitarnos una cita y que estudiemos tu caso con detenimiento: 944 30 25 87.